¡Que vivan los estudiantes!


Pero Jesús les contestó: “Les digo que si éstos se callan, las piedras gritarán”.
Lucas 19:40


El hecho de querer cumplir mi disposición de, en lo posible, mantener este espacio libre de comentarios políticos me ha mantenido un poco alejado del teclado como una medida segura de no sucumbir a la tentación.
Los hechos de los ultimos dias, sin embargo, y en especial las movilizaciones universitarias del dia de hoy me obligan a hacer un alto en mi exilio voluntario para poder expresar el alivio con el que veo el regreso a la vida de el huracán de la lucha estudiantil. Huracán que hacia mucho parecía estar encerrado en la mítica bolsa de Eolo sin que diése señales de vida.
La conciencia social, el amor por la vida y la ilusión por el deber cumplido se encuentran en su mas puro estado en el alma estudiantil aun no contaminado por la pobredumbre política y el ansia de poder... Con un corazón tan puro que no puede ser menos que explosivo al defender sus creencias y someter a prueba su solidaridad..
Siempre he tenido la teoría de que, cuando hay algo que decir, el callar una voz solo hará que otras mil griten en tu oído lo que no querias escuchar... Este 27 de Mayo a las 23:59 una voz se silenció, con o sin razón (para la historia, los motivos no importarán).... hoy, las calles de la patria amanecieron llenas de gritos...
Que vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría, son aves que no se asustan de animal ni policía. Y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría, Caramba y zamba la cosa.... ¡qué viva la astronomía!
Me gustan los estudiantes que rugen como los vientos cuando les meten al oído sotanas y regimientos. Pajarillos libertarios igual que los elementos. Caramba y zamba la cosa ...... ¡que vivan los experimentos!
Me gustan los estudiantes porque levantan el pecho cuando les dicen harina sabiéndose que es afrecho. Y no hacen el sordomudo cuando se presente el hecho. Caramba y zamba la cosa ..... ¡el código del derecho!
Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura. Para la boca del pobre que come con amargura. Caramba y zamba la cosa, ...... ¡viva la literatura!
Me gustan los estudiantes que marchan sobre las ruinas, con las banderas en alto pa’ toda la estudiantina. Son químicos y doctores, cirujanos y dentistas. Caramba y zamba la cosa ....... ¡vivan los especialistas!
Que vivan los estudiantes... protestan por si alguien duda que son el futuro de la Patria...
Que Vivan Los Estudiantes
Mercedes Sosa
(Letra: Violeta Parra)

Leer mas (Incluyendo comentarios)...

De espantos y recuerdos..

Escuchando (sin querer queriendo) la conversación entre un par de niñas no mayores de 8 años, me remonté a una época casi perdida de mi vida en la que los cuentos de espantos y aparecidos eran parte importante de las conversaciones de mi niñez.

Aunque las niñas conversaban sobre no sé que perro de 8 patas y dos cabezas (primo hermano de cerbero tal vez) que perseguía a los niños malcriados, no pude evitar sonreír al pensar en la época en la que la noche era acompañada por una sombrita de miedo que sutilmente nublaba el corazón del entonces niño Yo..

En esos tiempos el equivalente al perro - ciempiés de las niñas era un hombre gigantesco que llevaba al hombro un saco con los huesos de su Padre y que se encargaba de encarrilar a todo aquel que estuviese fuera de su casa tarde en la noche. A pesar de las golpizas que tradicionalmente repartía a diestra y siniestra, el espanto procuraba ser justo y advertía de su presencia con un extraño y espeluznante silbido para no agarrar desprevenida a su victima, de allí que se popularizara el llamarlo simplemente como “El Silbón”. 
 
Muy popular en los llanos venezolanos, por alguna extraña razón, todas las historias de apariciones del fantasma involucraban a hombres fiesteros en camino o de vuelta de alguna celebración y, por alguna razón más extraña, las historias eran contadas efusivamente por mujeres cuyos maridos disfrutaba de este hobby (mejor que se queden en casa no?, por seguridad).

Algunos hombres sin embargo, lograban conjurar el peligro, haciéndose acompañar por un fiel perro ya que la tradición le atribuye a estos animalitos un súper poder para combatir el espanto provocando en éste tanto miedo como él mismo provocaba en los sinvergüenzas humanos.

En mi caso, el aparato se quedó definitiva e inocuamente en los caminos. Se quedó allí cuando el temor se hizo menos al competir con la necesidad de encontrarme con aquel Ángel de piel canela y ojos color miel, a la que tomé por primera vez la mano... Aquel espíritu hermoso que me regaló la experiencia de la vida en mi primer beso. 

Después de eso, el Silbón podía soplar y hacer todo el escándalo que le diera la gana, yo ya no lo escuché, tenía los sentidos embotados de vida….


Si quieres escuchar la Historia completa, haz clic en el Player de Abajo.
Disfrútalo, son 20 minutos de tradición Venezolana.



Leer mas (Incluyendo comentarios)...