Hagamos un trato


compa Siempre estoy aquí, siempre estaré aquí... aunque a veces parezca que me extravíe, siempre estoy aquí con tus ojos y sonrisa en mi mente. Es solo que no quiero molestarte demasiado.

Compañera, usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos ni hasta diez sino contar conmigo.
Si algunas veces advierte que la miro a los ojos, y una veta de amor reconoce en los míos, no alerte sus fusiles ni piense que deliro; a pesar de la veta, o tal vez porque existe, usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo, no piense que es flojera, igual puede contar conmigo.

y... ¿sabes?, se siente bien cuando apareces desde la bruma del silencio. Es como recargar las baterías del alma.

carrera Pero hagamos un trato: yo quisiera contar con usted, es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo; y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco.
No ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.

Hagamos un trato, cuenta conmigo siempre.. a cambio nada te pido. Solo alguna vez una palabra, una mirada o una sonrisa. Algo que me diga que lo sabes y que me tomas en serio.. solo eso, y solo si quieres

Hagamos un trato
Versión cantada de Joan Manuel Serrat
de la Poesía de Mario Benedetti

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A ponerse alpargatas

joropo

Pasé mis primeros años de mozo (y perdonen la distancia, ja ja) en un pueblito allá por tierras Portugueseñas. Estando a "La puerta del llano", era imposible evitar que las costumbres y el folklore llanero impregnaran cada rincón del pueblo y cada milímetro de la piel de sus habitantes en una fiebre contagiosa (aun para un gochito exiliado como yo) que alcanzaba su máxima expresión los sábados por la noche.

Siendo yo un estudiante adolescente promedio (con los bolsillo apenas llenos de esperanzas), la negra Carmen Rosa (bella la condenada) y, tiempo después, la catira Tibisay (responsable esta ultima de mi fracaso como profesional de la panadería) eran todo el cebo que necesitaba para saltar las paredes del club (cuyo nombre se me perdió en el tiempo) a riesgo del posible castigo paterno que el desliz de cualquier informante jala mecate podría generarme.

Fue entonces la garganta sonora del joven Reynaldo Armas y la voz profunda de Freddy Salcedo las que amenizaron mis primeras tomadas de la mano y el primer besito robado, siempre convenientemente ocultos tras la gigantesca corneta del escenario, conjurando así cualquier peligroso avistamiento de los vigilantes de club que, sin miramientos, hubieran roto el idilio arrojándome a la calle (y sirviendo de informantes jala mecate al día siguiente... cosas de la popularidad paterna).

Ahora, una carreta de años después y en tierras andinas, escucho con nostalgia la música llanera de mi época de adolescente aun cuando la misma normalmente sea indicativo del fin de una buena fiesta con la claudicación temprana del responsable de la música. El joropo, ya sea un pajarillo, un gavilan o una periquera que en aquel entonces indicaba el clímax de una celebración es ahora su epílogo, recurso generalizado para que los últimos borrachos se decidan a irse a casa o a gastar sus ultimas fuerzas en un último intento de baile mas circense que otra cosa.

Tal vez por nostalgia, aun conservo intacto mi gusto por la música del llano. Sin menoscabar mi gusto por cualquier otro genero musical (en realidad me gusta "toda" la música) siempre está en un sitial de honor en el rincón de mis preferencias. Es por ello que quise acompañar mi post con audio y vídeo de lo mas recio del joropo venezolano, para que los que están fuera lo disfruten....


Audio de Fondo
El Gavilán Pico Rosado

Interprete: Benito Quiros



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