Los Monstruos son reales...

En estos tiempos de cuarentena, sobre todo cuando hay que pasarla en soledad, de verdad que es dura la batalla librada con nuestros demonios.

Confieso que es hasta divertido pasar de la depresión a la furia, con remansos intermedios de paz y recogimiento que, de vez en vez, provocan súbitas epifanías sobre uno mismo.

No es que sea bipolar o algo así. Estos demonios han vivido conmigo toda mi vida y son fuertes la cadenas que he construido para atarlos. Solo que de vez en cuando me gusta extenderles la cadena y jugar un poco con ellos, sobre todo cuando quiero escribir algo o simplemente generar un empujoncito emocional que, como ya he comentado antes, tienda a destrancar juegos o sacarme de algún atolladero, Esto no quiere decir que algunas veces no se escapen por si solos y hagan uno que otro estropicio... pero eso es otra cosa.

Demonios, monstruos o fantasmas, una vez dominados pueden resultar de cierta ayuda en casos muy puntuales. Mirar las cosas a través de sus perspectivas particulares a veces me permiten generar una nueva visual de problemas aparentemente sin solución y, a veces, me empujan a tomar decisiones que, de una u otra manera, me permiten dejarlo atrás. A veces el resultado no es bueno, a veces lo es. El hecho es que tomo una decisión sobre el caso que me permite dejarlo atrás y seguir adelante...

En estos días de resguardo obligado he tenido la oportunidad de someter al escrutinio de mis demonios un par de cosas relacionadas con mi actitud hacia ciertas personas y la forma de enfrentar algunos problemas de índole laboral. Debo reconocer que sobre lo primero no hubo humo blanco pero sobre lo segundo estoy mucho mas claro y ya hay un plan de acción.

Los puristas y maniqueistas se ofenderán y dirán que hablar de esta manera de mis monstruos y fantasmas denotan una ausencia del Padre en mi corazón. ¡Déjenme decirles que no es así!  Es precisamente el padre, y mi relación con él, la forja en la que se crearon las cadenas que los mantienen bajo control.

Cada día el Padre está conmigo. Conmigo aún cuando las bestias se liberan, ayudándome a controlarlas y, cuando se puede y amerita, usarlas en mi beneficio. Cada día agradezco su presencia y el hecho de que cada paso que he dado en esta vida tiene su huella acompañándome...

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