Confesiones...

En una retrospectiva de mi vida, debo colocarme en el banquillo de los acusados y acusarme a mí mismo de ser básicamente incapaz de mantener una relación estable. En realidad, hace mucho que dejé de intentarlo y, me temo, que me he decidido por el camino de la soledad en ese aspecto.

No me malinterpreten, no soy un resentido ni una especie de anacoreta de los sentimientos que se autoflajela con la penitencia de enclaustrase en una abstinencia monástica. 

Me encanta la compañía femenina, soy fanático de ellas y las respeto y adoro cada día de mi vida. Solo que, de alguna manera, pienso que mi "Media naranja" se quedó en alguna parte lejana de esta creación del Padre. A pesar que no me ha faltado compañía femenina, no ha surgido aquella que, de alguna manera, fuera la indicada. En realidad con alguna excepción, siempre me sumergí en mis relaciones sabiendo desde el principio que no era ella... otro día tal vez les hable de aquella "excepción".

No sé si es porque no llega la "indicada", o la "destinada", o cualquier churrada de esas pero el hecho es que sigo solo... y, la verdad, por ahora no me preocupa mucho eso. Eso sí, estoy plenamente seguro de que al final. Al rendir cuentas al Padre, voy a tener que dar muchas explicaciones... Sé que nuestra principal encomienda al comenzar este viaje fue no caminar solo. Todavía falta camino.. Veremos qué pasa.

La cosa es que, ya clarificado el hecho de que no busco pareja ni espero encontrarla bajo alguna piedra, esto no implica que, de vez en cuando, no pueda reservar lo mejor de mí para algún ser especial que pueda catalogar como "maravilla del Padre"... esto es una jugada con apuestas bastante altas que a veces acaba con todo lo que tienes, dejándote sin nada.. Como estoy ahora... pero eso... eso es otro cuento que tal vez les contaré luego.