No entiendes...

Pues, la verdad. No me sorprende. Es lo que esperaba. O mejor dicho, no lo esperaba porque ya casi nada espero de ti. Pero habría sido bonito un detalle, un cariño.. un pequeño beso, un abrazo espontaneo. Me hubiera conformado con un dulce mordido por una que otra hormiga. Algo que valiera como una diaria despedida cariñosa a alguien que te amó. No sabes lo difícil que es encontrar eso... Pero bueno, imagino que alguien como tú debe recibir amor a granel y puede sacrificar un poco sin mucha pena.

Pero no entiendes, no entiendes la necesidad extrema de abrazarte y besarte que genera el saber que la posibilidad futura de hacerlo es bastante pobre. No comprendes lo triste que es tener que construir un mundo nuevo después de haber inventado uno maravilloso para albergar el tuyo... No comprendes que ya no habrá posibilidad de que estemos juntos...  No, no comprendes mi lucha, como nunca comprendiste y mucho menos aceptaste el grado de afinidad y lo importante que llegaste a ser en mi vida.

¿Sabes que probabilidad hay de que nos volvamos a encontrar? ¿estás consiente de esto? No hay equipo con suficientes ceros después de la coma para calcularlas. Y sin embargo, ahí esta... ese inefable rechazo. Al final, como siempre.. el rechazo.

Y sin embargo, como siempre, sigo pensándote... escribiéndote.

En algún momento tuve la loca idea de hacerte participe de mis pensamientos de estos días. Total, eres tu la que reina en ellos. Pero súbitamente tuve la certeza de que ni siquiera esto, ni siquiera desnudarme de esa manera ante ti, bajó ni un segundo tus defensas y... la verdad, tengo la gran seguridad de que ni siquiera le dedicaste el poco tiempo que reclamaba para leerme o escucharme. Por ahora, ya no te enviaré mis textos, por lo menos este no. Pero puedes venir a visitarme aqui cuando quieras.

A pesar de todo, no conozco mejor manera de pasar estos días sino contigo. Así que conjuraré tu rechazo invocando tus imágenes y tus recuerdos mas bonitos desde mi memoria. Abrazaré y besaré diariamente estos recuerdos con mis pensamientos expresados en las palabras que saltan de mi teclado... después, cuando ya todo acabe. Mis palabras quedarán escritas para que cualquiera de los dos podamos visitar el pasado y, de alguna manera, revivir el tiempo en que te amé.