De amigos y amistades...

En la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad conocemos a nuestros amigos.. esta fantástica frase que leí en alguna parte alguna vez, refleja una de las más grandes verdades que alguien puede aprender. Yo, aunque ya había recibido esta enseñanza en el pasado, no he podido más que refrendarla los últimos días.

En tiempos de tribulación, es bastante satisfactorio el haber recibido apoyo de gente de la que no lo habría esperado. Pero, también, es doloroso ver como, "huyendo por la derecha" al perfecto estilo de Leoncio el león, de quienes lo hubieras esperado solo ves como agravan tu situación.

Me considero buen amigo y tengo la tendencia de ser incondicional en momentos de necesidad. Sin embargo, esta incondicionalidad no es retributiva en un amplio porcentaje de aquellos a los que llamo mis amigos y con los que debería contar siempre. Generalmente soy sorprendido cuando las manos que se me tienden son de aquellos a quienes no espero, a veces de gente que ni conozco.

Es que, como ya antes lo comenté, el universo siempre te retribuye. Da cariño y recibirás cariño, da amor y recibirás amor. Es decir el espejo del universo reflejará a ti todo lo que envíes. Solo que, tal vez, no de quien esperas, o siquiera de donde esperas. En mi caso, no recibo apoyo de quienes una vez apoyé...pero si de otras personas, en igual o mayor medida del que di. En definitiva, soy retribuido.

Es por eso, que a pesar de haberme fallado en mis expectativas. Esas amistades que "huyeron por la derecha" siguen contando conmigo a pesar de todo. Ya sé que no obtendré retribución y, en algunos casos más dolorosos, hasta tendré que cuidarme de ellas. Pero sé que, de una manera u otra, el Padre me retribuirá y siempre me brindará apoyo a través de alguien más.

A pesar de lo anterior, en lo que creo firmemente, debo confesar que se me achica el corazón y no puedo dejar de sentir a veces la pérdida de tiempo. No puedo evitar pensar que, tal vez, no debí darme tanto a esas amistades. Que debí dedicarme a mi seguro, aunque estrecho, contexto y no convertirlas en mi mundo. Que tal vez, y solo tal vez, no debí darle sentido a este ciclo de mi vida con ellas como compañía.

Esos sentimientos vienen a mí a veces, entonces mi fe falla... y viene la oscuridad y la tristeza... no sé si por ellas o por mí. Pero solo queda seguir adelante y seguir brindando mi amistad. Tratar de encontrar quien si te retribuya y confiar en el único amigo seguro cada día de nuestras vidas... El Padre bienamado que nunca te abandonará.

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