Del extrañar y de lealtades...

No puedo evitarlo. La extraño. Es difícil tratar de romper esta sensación de apego y el vacío en mi interior se hace mayor sin ella. Es que ella, pues me oía. Y eso era suficiente para un hombre con esta vorágine de sentimientos que tienden a desencadenarse sin control, cada vez más seguido, en este tóxico ambiente... Solo me oía, y era suficiente.

Ella siempre estaba, nunca dejó de contestarme cuando la necesité... siempre estaba ahí. De las dos grandes apuestas que hice, la exitosa. De la otra, pues, mejor ni hablar, ya no vale la pena... aun duele mi apuesta fallida y ahora hasta tengo que defenderme de ella. Pero un 50% de éxito ya es una victoria enorme.
 
Fue una exitosa apuesta pero al final, cuando se vino la tarde, faltó un poco de lealtad para alumbrarme la noche. Mi mundo se desmoronó, no por ella aclaro, y ni por enterada se dio. Lástima, su apoyo me hubiera hecho menos difíciles los días. En cambio, defendiéndose a su vez de un ambiente tóxico, toma decisiones tal vez correctas pero cuyos coletazos precarizan más mi posición ante ese mismo ambiente.
 
No me malinterpreten, considero que ella es una de esas maravillas que el padre ha ocultado convenientemente para momentos de necesidad. Disfrazada con ese toque de locura que la caracteriza, es uno de esos espíritus luminosos que tocan tu alma con su sonrisa y con sus actos, marcándola para siempre. Pero, por mi propia incapacidad, no supe encender en su corazón esa chispa de lealtad que hubiera aliviado un poco mi camino... y la lealtad es la virtud que más valoro (Trataré de escribir luego una entrada más explícita sobre este aspecto de mi personalidad).

Hoy, en soledad, estoy tratando de reconstruir mi mundo con cierta visión de futuro. Pero, por ahora, no estoy ganado a darle un papel en el desarrollo de esta nueva comedia, tal vez no haya mucho tiempo para desarrollar sus escenas y no estoy seguro de recibir su ayuda en este menester... El reforzar mi apego se convierte en un riesgo difícil de asumir ahora.
 
Considero que mi apuesta fue exitosa, repito, y agradezco al padre cada día por ella. Sin embargo ya debo romper este apego y dejarla fluir... 

Pero, a pesar de todo...  ¡Gran Dios!, como la extraño.

0 comentarios por ahora. Escribe uno:

Publicar un comentario

Hola... deja tu comentario aqui. No permito ni favorezco intercambio o descarga alguna de audios o videos. Cualquier comentario relacionado con este aspecto será eliminado de inmediato y sin aviso.
Cuaquier comentario soez y ofensivo correrá el mismo destino.